Autocuidado para Activistas

Como activistas por la justicia social, a menudo estamos expuestas a conocimientos y escenas profundamente angustiantes. Como resultado es fácil sentirnos abrumadas por emociones como la ira, la desesperanza e incluso la culpa, poniendo en riesgo nuestro bienestar emocional y nuestra salud mental. Aquí reconocemos algunos de esos sentimientos y reunimos consejos de expertas y activistas que los han experimentado y superado.

Manejo de la Ira

La Sociedad Americana de Psicología dice que la ira es una emoción completamente normal y natural, pero la forma en que la expresamos puede ser problemática. La ira suele ser la primera respuesta al presenciar o conocer una injusticia. Y cuando esa injusticia es enorme, como el daño generalizado al planeta o la crueldad sistémica infligida a personas o animales, hay una cantidad de ira justificable que necesita un lugar donde canalizarse.

“En los años en que trabajé en investigaciones encubiertas dentro de mataderos, sentí muchas emociones desafiantes”, dice Kate Fowler, Directora de Comunicaciones y Campañas de GenV, “y una de ellas fue la ira. No solo por la violencia constante y angustiante, sino por todo el sistema de compra, venta y matanza de seres vivos”. Kate dice que la mejor forma de lidiar con este estado fue a través de un proceso de dos pasos. “Cuando era muy intensa, me ponía los tenis y salía a correr”, dice, “corría tan rápido y tan lejos como podía, y una vez que había liberado esa crisis de mi sistema, volvía a mi escritorio lista para el paso dos: canalizar esa ira en la creación de un cambio significativo”. Como dijo John Lydon, la ira es energía, así que podemos intentar aprovechar esa emoción y usarla para bien.

El ejercicio puede ayudarnos a mitigar emociones fuertes como la ira y a planificar un progreso significativo.

Manejo de la Desesperanza

La magnitud de las injusticias que enfrentamos puede llevarnos naturalmente a sentir desesperanza y desánimo. Podemos creer que nunca ganaremos y que el sufrimiento y el trauma solo empeorarán.

Pero existen advertencias sobre ver el progreso de la justicia social de manera binaria: ganar o perder, todo o nada. Paul Hoggett y Rosemary Randall escriben: “En el trabajo sobre el cambio climático esto se manifiesta en la creencia de que ‘todos debemos actuar ahora o será demasiado tarde’, una creencia que puede deslizarse rápidamente hacia la percepción de que ya es ‘demasiado tarde’, y que se han desatado procesos que nos llevan a la catástrofe de manera irreversible”. En cambio, si nos enfocamos en lo que podemos hacer para contribuir al progreso y buscamos a otras personas que estén haciendo lo mismo, seremos capaces de mitigar los sentimientos de desesperanza y evitar que nos lleven al desánimo.

Esto puede significar alejarse de la campaña en contra de algo (al menos por un tiempo) y enfocarse en contribuir positivamente a la causa. Hacer voluntariados en una organización ambiental, un santuario, un banco de alimentos o comedor comunitario o un refugio para mujeres; esto nos permite tener un impacto directo y tangible y sentir que realmente estamos haciendo una diferencia. Además, podemos estar rodeadas de personas afines que comprenden y comparten nuestros sentimientos, y la solidaridad es un poderoso antídoto contra la desesperanza.

El voluntariado en un santuario de animales es una acción positiva que puede darnos esperanza, al tiempo que nos permite pasar tiempo con personas afines.

Manejo del Trauma Psicológico

Sam Dubberley, de Amnistía Internacional, describe lo que se conoce como “trauma secundario”: “Si estás expuesta a situaciones angustiosas, incluso cuando no estás físicamente presente, tu cerebro tiene la capacidad de experimentar síntomas de angustia similares a los que experimentarías si estuvieras allí”.

El trauma no solo ocurre al presenciar la injusticia de primera mano. Los activistas pueden experimentarlo al ver videos o imágenes fijas, e incluso al leer sobre un tema. A menudo, sentimos la obligación de involucrarnos y lo vemos como nuestro deber dar testimonio. Pero para quienes luchan con el material, una buena regla general es preguntarnos: ¿Puedo hacer algo constructivo con esta información?. Si la respuesta es no, entonces considera desconectarte. Eso puede significar dejar de seguir ciertas cuentas, pedir a organizaciones que no te envíen materiales gráficos y cerrar las redes sociales varias horas antes de acostarte… o por completo. Siempre puedes volver a conectarte cuando te sientas más fuerte.

El trauma secundario puede afectar a los activistas, por lo que limitar nuestra exposición a contenido angustiante es un componente esencial del autocuidado.

Independientemente de cuánto decidamos involucrarnos, es importante reservar algo de tiempo para alejarnos de los problemas. Laura Sainz, Gerente de Marketing en Hispanoamérica de GenV, comparte lo que le funciona: “Intento hacer cosas que no estén relacionadas con el veganismo ni el movimiento por los derechos animales, como unirme a clubes de lectura, asistir a reuniones con amistades no veganas o comunidades con las que comparto otros intereses, ver películas o programas divertidos, buscar memes graciosos, usar libros para colorear o hacer rompecabezas, practicar asanas de yoga… Todas estas cosas me ayudan mucho”.

Si el trauma se vuelve agudo, como experimentar TEPT (trastorno de estrés postraumático) o PITS (estrés traumático inducido por la perpetración), se aconseja a los activistas que busquen ayuda profesional. Organizaciones como Mind también ofrecen consejos sobre cómo sobrellevar los recuerdos traumáticos.

El yoga puede ayudarnos a redirigir nuestro enfoque hacia el cuerpo y la respiración, y dejarnos con una sensación de calma y estabilidad.

Manejo de la Culpa

La Sociedad Psicológica Británica dice: “La culpa no está vinculada a un evento externo, sino a nuestro propio comportamiento, a la sensación de que hemos hecho algo que no deberíamos, o no hemos hecho algo que deberíamos”. Por lo tanto, podemos ver por qué las activistas dedicadas a una causa son capaces de experimentar esta difícil emoción.

Cuando reconocemos la existencia e impactos de una actividad o industria dañina, como el sufrimiento de los animales en granjas, abusos a los derechos humanos o destrucción ambiental, podemos sentir culpa por no hacer lo suficiente para detenerlo. Pero la culpa puede impulsarnos a realizar una campaña de una manera que no es sostenible, y eso puede llevarnos a sentirnos abrumadas e incluso agotadas. Si sentimos culpa, es importante encontrar una manera de reconocer y aceptar tres cosas:

  • No somos responsables. No creamos este problema
  • Nunca vamos a poder resolverlo por nuestra cuenta
  • Todo lo que podamos contribuir a su solución es significativo

Manejando el Agobio

Las activistas son personas comunes que al enfrentarse a una injusticia se comprometen a hacer algo para ponerle fin. A menudo estas injusticias son enormes y sistémicas, impulsadas por fuerzas, eventos e industrias mucho más poderosas que los propios activistas. Reconociendo la magnitud de la tarea, intentamos hacer cada vez más, dedicando tanto tiempo y energía como podemos. Pero siempre parece que hay más que hacer.

La tarea crece cada vez más, porque cuando vemos una injusticia, es probable que empecemos a verla por todas partes. Comprender la gravedad del colapso climático, por ejemplo, puede llevarnos a reconocer la injusticia de la pobreza global relacionada con un pasado colonialista y con el racismo ambiental, lo que a su vez nos hace ver la destrucción de comunidades y tierras indígenas a manos de las grandes industrias de petróleo y carne, llevándonos de nuevo al colapso climático. Nos preocupa todo esto, y es lógico sentirse abrumada por la magnitud y seriedad de lo que enfrentamos. Entonces, ¿cómo manejamos estos sentimientos?

Primero, podemos dividir el problema en partes más pequeñas y comprometernos con solo un aspecto de él. Sabemos que no podemos hacerlo todo, por lo que encontrar una cosa en la que concentrarnos hace que nuestro activismo sea más manejable. Luego, podemos tomarnos un momento para reconocer el progreso ya logrado. Cuando vemos lo que se ha alcanzado, sabemos que nuestro trabajo no es en vano y que podemos tener un impacto. Y por último, también podemos permitir que la naturaleza nos ayude.

Está bien documentado que pasar tiempo en la naturaleza ayuda a manejar la ansiedad y mejora la salud mental. Este es precisamente el recurso al que recurre la Directora de GenV, Naomi Hallum, cuando las cosas se ponen difíciles. “Pasar tiempo en la naturaleza—caminando, corriendo por senderos, o simplemente paseando—sin mi teléfono ni ningún dispositivo electrónico me protege de distracciones, me permite concentrarme en mis propios pensamientos y me recuerda toda la belleza que existe en el mundo”, dice. “Además, el ejercicio me ayuda a desestresarme y eleva mi estado de ánimo”.

Caminar en la naturaleza es una excelente forma de conectarse con la belleza natural, reducir el estrés y aumentar las sustancias químicas del cerebro que nos hacen sentir bien.

Evitando el Agotamiento (Burnout)

La clave para la longevidad en el activismo es conocer tus desencadenantes, reconocer los signos de que estás pasando por un momento difícil y aprender a actuar antes de que las cosas se salgan de control y experimentemos agotamiento.

El agotamiento no es una condición médica o de salud mental pero, según la Organización Mundial de la Salud, es un “fenómeno ocupacional”. Es un estado de agotamiento físico, mental y emocional que puede ocurrir durante períodos de estrés prolongado o cuando sentimos una presión constante. Hay signos físicos, emocionales y conductuales de que estamos cerca o experimentando agotamiento. Estos incluyen:

Físicos

  • Sentir cansancio la mayor parte del tiempo
  • Inmunidad baja
  • Dolores de cabeza frecuentes, dolor de espalda o muscular
  • Insomnio o alteraciones del sueño
  • Problemas gastrointestinales como náuseas o pérdida de apetito
  • Falta de aire

Emocionales

  • Sentimientos de impotencia, atrapamiento o desesperanza
  • Sensación de desapego o de estar solo
  • Dudas sobre uno mismo y sentimientos de fracaso
  • Motivación disminuida
  • Pérdida de disfrute

Conductuales

  • Dificultad para concentrarse
  • Procrastinación y evasión de responsabilidades
  • Aislamiento de otras personas
  • Irritabilidad y mal genio
  • Uso de comida, drogas o alcohol para sobrellevar la situación

Si sentimos que estamos comenzando a ir por este camino es importante actuar, pero si logramos incorporar el autocuidado en nuestras rutinas diarias es posible que podamos evitar llegar a un estado de agotamiento.

Incorporar el autocuidado en nuestra vida diaria puede ayudarnos a evitar el agotamiento por completo.

Jessica González Castro, Directora de GenV en Hispanoamérica, recomienda aprender nuevos deportes o pasatiempos. “Para mí son la cerámica y el buceo libre,” dice. “El buceo libre me conecta con la vida marina y otro mundo. No poder escuchar nada y solo ver diferentes colores, animales y corales es realmente tranquilizante.”

Jessica también recomienda pasar tiempo con seres queridos. “Saber que tengo el apoyo de mi familia me da confianza y me siento cuidada. También estoy intentando encontrar amistades que no sean veganas porque necesito hablar de otras cosas. En mi tiempo libre no hablo de veganismo en absoluto. Eso me ha ayudado mucho a descubrir quién soy además de ser vegana y qué es lo que me gusta.”

Encontrar amistades que no hablen solo de las injusticias del mundo puede darnos un respiro y una nueva perspectiva.

Conclusión

Es posible que hayas notado que todas las actividades de autocuidado recomendadas por las activistas en este blog son de bajo costo o sin costo alguno. Esto se debe a que las cosas que nos hacen sentir centrados, amados y en paz tienden a no enriquecer a las corporaciones. Caminar o correr en la naturaleza, nadar en el océano, estar con amigos y familiares, ver una película, disfrutar de libros de colorear, practicar yoga, aprender cerámica y hacer voluntariado son todas actividades significativas que aportan algo profundo y positivo a nuestras vidas. Estas son las cosas que nos ayudan a manejar emociones difíciles y traumas psicológicos mientras nos protegen del agotamiento. Nos permiten seguir trabajando por un mundo más amable, seguro y saludable para todos ser, a pesar de las presiones emocionales que enfrentamos con frecuencia.

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