Veganismo y discapacidad

Algunas personas se adaptan al veganismo como un pato de granja rescatado del agua. Para otras, no es tan fácil. Para las personas discapacitadas, existen barreras y complicaciones únicas que pueden hacer que la alimentación sea un reto, en el mejor de los casos, e inaccesible, en el peor.

Aunque sabemos que una alimentación basada en plantas es significativamente más barata que una basada en la carne, esto depende de poder comprar los ingredientes, y prepararlos y cocinarlos, lo que no siempre es posible con una discapacidad. Recurrir a platillos rápidos y fáciles, o ya preparados, puede ser mucho más costoso, y en muchas partes del mundo hay pocas o ninguna opción vegana de este tipo. La activista por la discapacidad y los animales Sunaura Taylor señala en su excelente libro Beasts of Burden que la discapacidad lleva a la pobreza, y la pobreza a la discapacidad. Por lo tanto, el costo de los alimentos precocinados puede ser una barrera importante para el veganismo.

El acceso también es un problema. Es posible que no todos los ingredientes veganos necesarios puedan encontrarse en la localidad, y las personas con movilidad reducida pueden tener dificultades para llegar a las tiendas más alejadas.

Además, puede haber requisitos dietéticos que no pueden satisfacerse en la práctica con una alimentación vegana, como la intolerancia a las proteínas de origen vegetal, y algunas personas pueden depender totalmente de que otra persona les cocine. En estos casos, la transición a una alimentación basada en plantas puede no ser posible.

Además, si una persona tiene dolor o está agotada, incluso considerar un cambio en la alimentación puede resultar abrumador.

Estas y otras muchas cuestiones surgieron cuando Lorna McFindlow, bloguera vegana de discapacidades en Cream Crackered, preguntó a algunas de sus amistades enfermas y discapacitadas sobre las barreras para cambiar su alimentación. Las respuestas incluyeron:

  • «Para muchas recetas hay mucha preparación, por lo que a veces resulta difícil».
  • «Mi alimentación está limitada por lo que tengo de energía para preparar, comer y ordenar».
  • «Tengo ME (Encefalomielitis Miálgica) e IBS (Síndrome de Colon Irritable), así que me cuesta una cantidad inmensa de energía cocinar. Y cocinar para una familia que probablemente no quiere comer alimentos veganos, así que significa cocinar dos veces».
  • «Tengo SFC (Síndrome de Fatiga Crónica): no tengo dinero para comprar comida preparada vegana de la que pueda depender cuando regularmente no puedo cocinar o preparar una comida desde cero».
  • «Tengo el síndrome de activación de los mastocitos (MCAS) y gastroparesia, por lo que literalmente no puedo comer el 90% de los alimentos».
  • «Tengo graves alergias a todos los cereales y legumbres».
  • «Intensa repulsión a la comida, etc. Los lácteos son mi única proteína».
  • «Debido a los problemas sensoriales por mi autismo, hay menos alimentos que me gustan que los que no, y lo peor son las verduras. Hay muy pocas verduras, legumbres, cereales, etc. que pueda comer con facilidad. Por razones medioambientales y de derechos de los animales he reducido la carne y los productos animales, pero no puedo hacer más que eso».
  • «Tengo un historial de anorexia, por lo que eliminar grupos de alimentos/restringir mi alimentación de cualquier manera sería extremadamente desencadenante».
  • «Sinceramente, me cuesta tanto mantenerme con vida algunos días que no tengo el ancho de banda para considerar siquiera la posibilidad de revisar completamente mi alimentación».

Capacitismo y especismo

Hay muchas conexiones entre el capacitismo y el especismo: la discriminación de las personas discapacitadas y la de los animales no humanos. Para quienes se interesen en este tema, recomendamos la lectura de Beasts of Burden, pero aquí Michele Kaplan lo resume maravillosamente cuando escribe:

«Al igual que una persona discapacitada, yo no existo para ser la inspiración de alguien ni el objetivo de la compasión, los animales no existen para ser nuestra comida y nuestra ropa». Puede que esta no sea la forma predominante de pensar, pero como ocurre con todas las formas de opresión, el hecho de que alguien haya decidido que un determinado grupo demográfico es inferior, no lo convierte en verdad, ni justifica la opresión.»

Como vegana, reconoce los múltiples retos que supone hacerse vegana, y su consejo es que cada quien haga lo que pueda. Si podemos comer menos carne, es estupendo. Si podemos cambiar a leches vegetales en lugar de lácteos, es una acción muy positiva. Dado que no hay una persona vegana perfecta, y que cada quien hace lo que puede en este mundo imperfecto, nadie puede pedir más.

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