Algunas personas se adaptan al veganismo como un pato de granja rescatado del agua. Para otras, no es tan fácil. Para las personas discapacitadas, existen barreras y complicaciones únicas que pueden hacer que la alimentación sea un reto, en el mejor de los casos, e inaccesible, en el peor.
Aunque sabemos que una alimentación basada en plantas es significativamente más barata que una basada en la carne, esto depende de poder comprar los ingredientes, y prepararlos y cocinarlos, lo que no siempre es posible con una discapacidad. Recurrir a platillos rápidos y fáciles, o ya preparados, puede ser mucho más costoso, y en muchas partes del mundo hay pocas o ninguna opción vegana de este tipo. La activista por la discapacidad y los animales Sunaura Taylor señala en su excelente libro Beasts of Burden que la discapacidad lleva a la pobreza, y la pobreza a la discapacidad. Por lo tanto, el costo de los alimentos precocinados puede ser una barrera importante para el veganismo.
El acceso también es un problema. Es posible que no todos los ingredientes veganos necesarios puedan encontrarse en la localidad, y las personas con movilidad reducida pueden tener dificultades para llegar a las tiendas más alejadas.
Además, puede haber requisitos dietéticos que no pueden satisfacerse en la práctica con una alimentación vegana, como la intolerancia a las proteínas de origen vegetal, y algunas personas pueden depender totalmente de que otra persona les cocine. En estos casos, la transición a una alimentación basada en plantas puede no ser posible.
Además, si una persona tiene dolor o está agotada, incluso considerar un cambio en la alimentación puede resultar abrumador.
Estas y otras muchas cuestiones surgieron cuando Lorna McFindlow, bloguera vegana de discapacidades en Cream Crackered, preguntó a algunas de sus amistades enfermas y discapacitadas sobre las barreras para cambiar su alimentación. Las respuestas incluyeron:
Hay muchas conexiones entre el capacitismo y el especismo: la discriminación de las personas discapacitadas y la de los animales no humanos. Para quienes se interesen en este tema, recomendamos la lectura de Beasts of Burden, pero aquí Michele Kaplan lo resume maravillosamente cuando escribe:
«Al igual que una persona discapacitada, yo no existo para ser la inspiración de alguien ni el objetivo de la compasión, los animales no existen para ser nuestra comida y nuestra ropa». Puede que esta no sea la forma predominante de pensar, pero como ocurre con todas las formas de opresión, el hecho de que alguien haya decidido que un determinado grupo demográfico es inferior, no lo convierte en verdad, ni justifica la opresión.»
Como vegana, reconoce los múltiples retos que supone hacerse vegana, y su consejo es que cada quien haga lo que pueda. Si podemos comer menos carne, es estupendo. Si podemos cambiar a leches vegetales en lugar de lácteos, es una acción muy positiva. Dado que no hay una persona vegana perfecta, y que cada quien hace lo que puede en este mundo imperfecto, nadie puede pedir más.