Por los animales

Aproximadamente, se matan 70 mil millones de animales terrestres y mil millones de peces cada año para producir alimentos, mientras incontables especies salvajes son llevadas a la extinción a causa de la industria ganadera. Cada uno de ellos son individuos, y cada uno importa.

Más del 90 por ciento de los animales que se crían globalmente para carne, leche y huevos pertenecen a la industria. Pasan sus vidas encerrados en cobertizos o enormes depósitos, sin nada que ocupe sus mentes, y sin cuidados individuales. Millones de animales mueren allí mismo dentro de las jaulas antes de que alcancen la edad de matanza, sin ser vistos ni considerados. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a la realidad de la vida en las granjas —la suciedad y el hedor, la enfermedad, la muerte y la desesperación— a muchas de nosotras nos resulta imposible justificar el sistema.

CONTADOR DE ANIMALES MUERTOS EN MÉXICO

En este año, esta es la cantidad de animales muertos en México

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Cinco secretos de la cría moderna

1. Las madres pierden a sus pequeños.

Las hembras son tratadas como máquinas de reproducción, y a muy pocas se les permite alimentar a sus crías. A las gallinas se les quitan sus huevos, los cuales terminan rompiéndose de forma industrial. Los cerditos son separados de sus madres cuando tienen tan sólo algunas semanas de vida; y a las vacas lecheras se les arrebatan sus terneros. Muchas madres y sus crías se llaman unas a otras desesperadamente durante días, pero sus llantos pasan desapercibidos.

2. Las vacas deben ser inseminadas artificialmente para que produzcan leche.

Esto es así para todos los mamíferos. Esto tiene una enorme consecuencia física para ellas. Sus cuerpos se desmoronan, y muchas son consideradas “gastadas” antes de cumplir seis años. En otras circunstancias, podrían vivir veinte años o más.

3. La industria ganadera crea “desechos” secundarios, a los que también mata.

Los pollitos macho que nacen en la industria del huevo son considerados inútiles ya que no ponen huevos, y son asesinados —ya sea con gas, aplastados o triturados— en su primer día de vida. De la misma manera, los terneros macho que nacen en la industria láctea no pueden dar leche. Algunos son criados para carne, pero si sus cuerpos no pueden ser monetizados, se les dispara al nacer.

4. Las mutilaciones son muy comunes.

A los pollos y pavos se les corta la punta del pico; las vacas son castradas y se les quitan los cuernos; y a los cerdos se les arrancan los dientes y se les corta la cola —todo sin anestesia ni analgésicos. La imposición de dolor y sufrimiento es muy común en toda la industria.

5. Nadie sale con vida.

Los animales no se jubilan cuando se vuelven muy viejos para reproducirse. Todos los animales, incluídas las gallinas ponedoras y las vacas lecheras, son enviados al matadero cuando ya no se consideran lo suficientemente productivos. Es una industria despiadada en la cual las vidas de los animales sólo valen algo si sus cuerpos son rentables.

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