Las personas son omnívoras

Es habitual escuchar el argumento de que, como hemos comido carne desde el principio de los tiempos, debemos seguir haciéndolo. Esto es erróneo por dos razones.

A pesar de lo que pudimos haber aprendido de películas viejas y de aquellos que nos comercializan dietas de moda, las personas antropólogas han confirmado que los primeros hombres y mujeres eran predominantemente vegetarianos, por lo que la idea de que estamos naturalmente deben comer carne está muy lejos de la verdad. Si echamos un vistazo a nuestros cuerpos, es obvio que no hemos evolucionado para comer mucha carne.

Primero, ¿cuántas de nosotras, tenemos el deseo o la motivación de dañar a un animal con nuestras propias manos? Si observamos nuestras manos, está claro que las garras que tenemos no están a la altura de la tarea, y tampoco nuestros “colmillos”. Nuestras manos son perfectas para recoger frutas de los árboles, pero no tan buenas para cortar la carne. Nuestros dientes son perfectos para moler materia fibrosa, pero no están a la altura de la tarea de desgarrar la carne del hueso.

Hablemos de los intestinos. Las tripas de los carnívoros son cortas, porque deben digerir la carne rápidamente antes de que se pudra y sea una causa de muerte, las nuestras son largas, como las de un conejo, y nos permiten digerir toda la materia vegetal fibrosa.

No somos personas carnívoras naturales. Por supuesto, podemos tolerar un poco de carne en nuestras dietas (si se cocina), pero la cantidad consumida en la alimentación estándar supera con creces lo que es saludable. La prueba de esto está en la abrumadora investigación que muestra que cuando eliminamos los productos animales, reducimos el riesgo de enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

Las investigaciones indican cada vez más la importancia de una dieta basada en plantas para nuestra salud intestinal, y al mismo tiempo reconocen la importancia de la salud intestinal en la prevención de muchas enfermedades crónicas.

Por lo tanto, aunque comer una cantidad muy pequeña de carne con poca frecuencia puede no dañarnos, está claro que nuestros cuerpos nos agradecen por elegir alimentos a base de plantas.

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