Uso de la tierra e inseguridad alimentaria: cómo el veganismo puede alimentar y proteger a todo el mundo

Tractor spraying pesticides on soy field with sprayer at spring
Tractor spraying pesticides on soy field with sprayer at spring

A menudo oímos que el veganismo tiene que ver con los animales o el medio ambiente, pero en realidad se trata de una intersección entre los derechos humanos, los derechos de los animales y la justicia medioambiental. Una cuestión clave que se entrecruza es cuál es la mejor manera de alimentar a la población humana, porque los alimentos que producimos tienen un impacto significativo en todo el mundo.

Uso de la tierra para la alimentación

Puede resultar sorprendente descubrir la gran diferencia que existe en la cantidad de tierra necesaria para producir distintos tipos de alimentos. Un malentendido común es que si todas las personas comiéramos más plantas, necesitaríamos más tierra. De hecho, ¡esto no podría ser más erróneo! 

Cada año, el sistema alimentario sacrifica 70.000 millones de animales, es decir, nueve veces más animales de granja que seres humanos que habitan el planeta. Y cada uno de esos animales necesita comer mientras está vivo. Eso significa que, en lugar de cultivar plantas para alimentar 8.000 millones de bocas (humanas), estamos cultivando alimentos para 70.000 millones de bocas (animales). Por eso necesitamos tanta tierra para tantos cultivos.

Producir productos animales es un desperdicio de alimentos

Si alimentar a los animales de granja con los cultivos del mundo significara disponer de un número equivalente de calorías o una cantidad similar de proteínas a través de la carne, la leche o los huevos, podría haber un argumento a favor, al menos en términos de seguridad alimentaria. Pero en los hechos, rinde sólo una fracción de lo necesario. En esencia, lo que hacemos es tomar una gran cantidad de alimentos, hacerlos pasar a través de los animales de granja y obtener una cantidad mucho menor. Este absoluto despilfarro de los recursos mundiales llevó al respetado grupo de expertos Chatham House a calificar la agricultura animal de «asombrosamente ineficiente».

¿Cuánta tierra se necesita para alimentarse?

Según una investigación de Our World in Data, el cordero y el carnero son los animales que más tierra necesitan para producir 100 g de proteínas, seguidos de la ternera, el queso, la leche y la carne de cerdo. 

  • Cordero y carnero 184.8m2
  • Carne de vacuno: 163,6 m2
  • Queso: 39,8 m2
  • Carne de cerdo: 10,7 m2

Ahora comparemos esto con:

  • Cereales 4.6 m2
  • Cacahuetes: 3,5 m2
  • Guisantes 3.4 m2
  • Tofu: 2,2 m2

Si combinamos los pastos utilizados para el pastoreo con la cantidad de tierra destinada a cultivos para la alimentación animal, la agricultura animal representa el 77% de la superficie agrícola mundial. Es decir que ocupa la mayor parte de la superficie agrícola del planeta, pero sólo produce el 18% de las calorías y el 37% de las proteínas totales.

Obviamente, semejante despilfarro de piensos y tierras tiene graves consecuencias tanto para el medio ambiente como para los animales salvajes.

La carne es mala para la fauna salvaje

El Informe Planeta Vivo es el estudio exhaustivo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) sobre la biodiversidad mundial y la salud de nuestro planeta. La edición de 2022 reveló que las poblaciones mundiales de animales salvajes se han desplomado un 69% de media sólo desde 1970. Según los autores, este asombroso ritmo de declive es una severa advertencia de que la rica biodiversidad que sustenta toda la vida en nuestro planeta está en crisis, poniendo en peligro a todas las especies.

¿A qué se debe este declive devastador?

Mike Barrett, director ejecutivo de ciencia y conservación de WWF, fue muy claro: «A nivel global, principalmente los descensos que estamos observando se deben a la pérdida y fragmentación del hábitat impulsada por el sistema agrícola global y su expansión en hábitats intactos convirtiéndolos para producir alimentos.»

Deforestación y producción de carne

Esta última línea es muy importante: la expansión del sistema agrícola mundial en hábitats intactos y su conversión para producir alimentos.

En otras palabras, la producción de carne y leche requiere tanta tierra que no hay suficientes tierras de cultivo disponibles para producirla. ¿Recuerdan lo que dijimos de que los productos animales utilizan el 77% de toda la tierra cultivable? Pues bien, sigue sin ser suficiente, por lo que los hábitats naturales, incluidos los bosques vírgenes, se destruyen para dar paso a aún más animales, o a aún más cultivos con los que alimentar a los animales de granja.

La producción de carne está detrás de la destrucción del Amazonas, pero no se limita a ese bosque. La deforestación para la cría de animales se está produciendo -o ya se ha producido- en todo el mundo.

Ahora queda muy claro por qué la vida salvaje está en rápido declive. Si destruimos sus hábitats, ¿dónde viven y cómo pueden alimentarse? 

Y no se trata sólo de proteger la vida no humana. Cuando destruimos bosques ancestrales, destruimos las culturas y tradiciones de los pueblos indígenas, y a menudo destruimos también sus hogares. La producción de carne es mala para todos.

La carne y los lácteos son malos para el planeta

La deforestación para obtener productos animales es una catástrofe medioambiental, pero lamentablemente no es la única catástrofe provocada por nuestro consumo de carne y lácteos. Hay al menos tres formas más en que esta industria está causando ecocidio.

1. Desastre climático

La tala de bosques para alimentar a los animales es una de las razones por las que la carne, la leche y los huevos generan muchas más emisiones que los productos vegetales. Cuando se talan los árboles, se libera el carbono que ya han secuestrado, además de impedir que almacenen más. El metano producido por los animales de granja es otro factor clave, ya que es un gas increíblemente potente que destruye el clima. Los científicos afirman que reducir el metano es vital para mitigar la degradación del clima. Reducir o preferiblemente terminar con la ganadería es una forma de abordar esta cuestión de forma inmediata.  

2. Contaminación

La cría de animales en granjas supone un enorme desperdicio de alimentos, pero también produce una cantidad asombrosa de residuos, que asciende a miles de millones de litros. Este estiércol de las granjas industriales llega al aire, donde puede causar trastornos respiratorios a las personas que viven cerca, y llega a los cursos de agua, donde alimenta la proliferación de algas tóxicas que matan la vida acuática y también pueden envenenar a las personas.

3. Ofensiva química

Aunque talamos hábitats naturales para crear tierras de cultivo con las que alimentar a los animales de granja, sigue sin ser suficiente para satisfacer nuestra demanda de carne. Para cultivar las enormes cantidades de forraje que se necesitan, llevamos cada hectárea a su máxima productividad, y lo hacemos con un tsunami de productos químicos. Los insecticidas matan a los insectos, lo que significa que disminuyen las fuentes de alimento de aves, murciélagos, reptiles y anfibios. ¿Crees que las leyes modernas protegen al planeta de esto? No lo hacen. De hecho, el uso mundial de pesticidas se ha disparado en un 80% desde 1990, y los productos químicos agrícolas son los causantes de la caída masiva de aves de campo y mariposas.

Inseguridad alimentaria y consumo de carne

¿Qué tiene que ver todo esto con la inseguridad alimentaria? Hay muchas razones por las que los alimentos pueden escasear en algunas regiones del mundo, como la pobreza, la guerra y la corrupción, pero también hay razones relacionadas con la industria cárnica.

Una de las razones de la inseguridad alimentaria son las malas cosechas debido a la degradación del clima, y ¿cuál es uno de los principales motores de esta degradación? La ganadería. Los países más ricos no sólo contribuyen a la degradación del clima con su demanda de carne, sino que están mejor situados para competir cuando los recursos escasean. Eso significa que estamos oponiendo la demanda de carne de los más ricos al derecho de los demás a acceder a alimentos suficientes.

Si creemos que garantizar el acceso a suficientes alimentos seguros y nutritivos es un derecho humano fundamental, entonces no deberíamos tomar más de lo que nos corresponde de los recursos mundiales. Cada vez que comemos carne, huevos o lácteos estamos sobrepasando ese límite por un margen considerable.

Un sistema alimentario justo no destruye paisajes ancestrales, no contamina los cursos de agua ni arrebata tierras a los pueblos indígenas, ni utiliza cantidades desproporcionadas de tierra y agua para que los ricos puedan comer productos de lujo mientras otres pasan hambre. Un sistema alimentario justo significa compartir equitativamente, protegiendo así mejor la seguridad alimentaria de todas las personas.


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