Capítulo 7: Combatir las enfermedades crónicas

Enfermedades cardíacas

Nada mata a más personas que los ataques del corazón y derrames cerebrales. Cientos de miles de personas mueren por infartos cada año. En el caso del derrame cerebral y las enfermedades coronarias, hay una fuerte evidencia de que una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales puede ser muy beneficiosa para controlar, detener e incluso revertir estas enfermedades potencialmente mortales. Mientras tanto, la función de los lácteos, aceites y grasas es controversial, y la función de las carnes, aves, huevos, alimentos procesados y refinados parece ser perjudicial.

Mientras que un número cada vez mayor de profesionales médicos y sistemas de atención médica ahora reconocen la efectividad de una AIBP en el tratamiento de enfermedades cardíacas, los simpatizantes de Generación Vegana  – los doctores Dean Ornish y Caldwell Esselstyn- fueron los primeros profesionales médicos en investigar y demostrar cómo los cambios en el estilo de vida puede comenzar a revertir incluso una enfermedad cardiaca coronaria más grave sin la ayuda de medicamentos o cirugía.

Hasta el día de hoy, Ornish y Esselstyn están mostrando a personas de todo el mundo cómo usar los alimentos para controlar, revertir y reducir el riesgo de esta enfermedad mortal.

Aquí puedes encontrar recursos para controlar, revertir y reducir el riesgo de, enfermedades vasculares, derrame cerebral, y enfermedades relacionadas, como la presión arterial alta y el colesterol alto:

Cáncer

Cada año, millones de personas son diagnosticadas con cáncer, y cientos de miles mueren como consecuencia. Independientemente de su causa, el cáncer sólo se convierte en una enfermedad una vez que las células malignas invaden nuestro sistema inmunitario, por lo que los tratamientos contra el cáncer más innovadores son el refuerzo de la inmunidad. Como aprendimos en el capítulo 5, una alimentación a base de plantas también puede estimular nuestro sistema inmunológico.

En 2008, el Dr. Dean Ornish publicó una investigación que una alimentación comprensiva y cambios en el estilo de vida puede, alentar, parar y revertir el desarrollo temprano de cáncer de próstata. Esto está atado al hecho de que nuestra alimentación y estilo de vida pueden afectar nuestra expresión genética, “apagando” genes que promueven el cáncer y enfermedades cardiacas.

En su obra, el libro “El Estudio de China”, el bioquímico T. Colin Campbell mostró que el desarrollo de cáncer es primordialmente una enfermedad sensible a la alimentación más que una genética. Y que una alimentación alta en antioxidantes como la de AIBP tiene un efecto positivo sobre las defensas de nuestro cuerpo permitiéndoles controlar y en ocasiones revertir el desarrollo de cáncer.

Estudios controlados también demostraron que el consumo de proteínas y grasas de origen animal tiene el efecto contrario sobre el cáncer, al activar el desarrollo del tumor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha respondido a esta evidencia clasificando las carnes procesadas (embutidos, jamón, chorizo, pepperoni, tocino, salchichas, etc.) como cancerígenos de grupo 1, poniéndolas en la misma categoría que fumar. Las carnes no procesadas, como la carne de res, cordero y cerdo, también se han clasificado como cancerígenas y una causa probable de cáncer.

Además, los productos lácteos (leche, queso, crema, yogurt, etc.) están vinculados al cáncer de próstata y también están asociados a un mayor riesgo de padecer cáncer de pulmones, de mama y de ovarios en personas con intolerancia a la lactosa.

El estudio epidemiológico de La Vida Después del Cáncer halló que entre las mujeres que fueron previamente diagnosticadas con cáncer de mama, aquellas que consumen una porción de queso, crema y otros derivados de lácteos tiene 49% de mortalidad más alta comparada con quienes no consumen en absoluto.

Diabetes

Entre 25 y 40  millones de personas en Latinoamérica tienen diabetes. La diabetes puede causar enfermedades cardíacas, insuficiencia renal y ceguera.

Los estudios demuestran que consumir una alimentación occidental estándar alta en grasas puede hacer que se acumulen partículas de grasa dentro de nuestras células. Estas partículas de grasa interfieren con la capacidad de la insulina para sacar el azúcar de nuestro torrente sanguíneo hacia nuestras células, por lo que en lugar de alimentar nuestras células, la glucosa permanece en nuestro torrente sanguíneo, lo que eventualmente conduce a la diabetes.

Una alimentación AIBP, que es naturalmente baja en grasas, es una herramienta poderosa para prevenir, controlar e incluso revertir la diabetes tipo 2 porque permite que la insulina funcione correctamente. También se ha demostrado que es eficaz para reducir y controlar los síntomas de la diabetes tipo 1.

En un estudio del 2003 financiado por la NIH, El Comité de Médicos por una Medicina Responsable probó a miles de pacientes con diabetes tipo 2 y determinó que una alimentación basada en plantas controlaba el azúcar en la sangre tres veces más efectivamente que una alimentación tradicional para la diabetes que limitaba las calorías y los carbohidratos. En cuestión de semanas, con una alimentación basada en plantas, los participantes vieron mejoras dramáticas de salud. Perdieron peso, la sensibilidad a la insulina mejoró y los niveles de la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c) disminuyeron. En algunos casos, ni siquiera se hubiera diagnosticado la enfermedad.

El bioquímico Cyrus Khambatta, fue diagnosticado con diabetes tipo 1 en 2002 y, durante la última década ha estado educando a las personas con diabetes tipo 1, diabetes tipo 1.5, prediabetes y diabetes tipo 2 acerca de cómo reducir la resistencia a la insulina inversa a través de una dieta de AIBP y ejercicio con resultados asombrosos de pacientes.

Alzheimer

El Alzheimer, un tipo de demencia, es una enfermedad cerebral progresiva que afecta a 3.4 millones de personas en latinoamérica. Es la 6ta causa de muerte entre adultos y la quinta causa de muerte entre personas de 65 años y mayores. 

Mientras no hay cura conocida para el Alzheimer o la demencia, hay una manera de prevenir la degeneración cognitiva, para disminuir su progresión y mejorar la calidad de vida de aquellos que ya han sido diagnosticados. Y lo que la mayoría de las 47 millones de personas que viven con Alzheimer alrededor del mundo no saben es que las elecciones de vida que pudieron haber tenido podrían haber reducido el riesgo de desarrollar la enfermedad en un 90%. 

Esta asombrosa estadística es usualmente discutida por los médicos pioneros Dean y Ayesha Sherzai, co-directores del ‘Programa de Prevención de Alzheimer y Salud Cerebral’, quienes, a través de su premiado trabajo, han encontrado que uno de los mayores factores para la salud neurológica es lo que elegimos poner en nuestro plato.

Las personas científicas han sugerido que el Alzheimer es esencialmente, la incapacidad del cerebro para manejar la basura con la que lo hemos alimentado durante toda la vida, lo que tiene mucho sentido. Una pobre nutrición puede dañar nuestro cerebro de varias maneras: causa inflamación (Un sello distintivo de la obesidad y las enfermedades crónicas.), obstruye las arterias (la causa de infartos y derrames), y priva a nuestro cerebro de los nutrientes que necesita para funcionar óptimamente. Aunque el cerebro parezca tan solo una pequeña parte de nosotros, usa 25 por ciento de la energía de nuestro cuerpo y, ya que la comida es energía, nuestros cerebros son vulnerables a cualquier elección alimenticia que hagamos.

El médico ganador del premio Nobel, Dr. Dean Ornish, actualmente está dirigiendo la primera prueba aleatoria de control para determinar si ciertos cambios en el estilo de vida pueden revertir el desarrollo temprano de Alzheimer con resultados positivos. Mientras tanto, existen estudios en los que se ha determinado que llevar una alimentación a base de plantas puede reducir el riesgo de Alzheimer hasta un 53%, mientras que el ejercicio puede reducir el riesgo de esta enfermedad un 40% y el de derrame cerebral un 25%.

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