5 Maneras Fáciles De Cambiar Tu Alimentación Este Día De La Tierra Y Cómo Eso Puede Ayudar A Salvar El Mundo

Washington, DC - April 29, 2017: Thousands of people attend the People's Climate March to stand up against climate change.
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La crisis climática es uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta hoy la humanidad. El cambio climático está causado por la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano. Estos gases atrapan el calor del sol y calientan el planeta, provocando una serie de impactos medioambientales y sociales. El principal problema al que se enfrenta la humanidad en términos de calentamiento global es el aumento masivo de los gases de efecto invernadero antropogénicos [causados por los seres humanos]. La actividad humana ha tenido, y seguirá teniendo, un enorme impacto en el clima global, con consecuencias ineludibles.

La ciencia del cambio climático

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó su sexto informe de evaluación a principios de 2023. No les vamos a mentir: la cosa pinta mal. La primera frase del resumen para responsables políticos, subrayada en rojo, es:

«Las actividades humanas, principalmente a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, han causado inequívocamente el calentamiento global, con una temperatura global en superficie que alcanzó 1,1 °C por encima de 1850-1900 en 2011-2020. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, con contribuciones desiguales históricas y actuales derivadas del uso insostenible de la energía, el uso de la tierra y el cambio de uso de la tierra, los estilos de vida y los patrones de consumo y producción entre regiones, entre países y dentro de ellos, y entre individuos».

El informe continúa explicando que la temperatura global de la superficie terrestre es en promedio casi 1,1 grados más alta, pero casi 1,6 grados más alta sobre la tierra misma. La temperatura de la superficie global ha aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro periodo de los últimos 2000 años. Las emisiones medias de gases de efecto invernadero entre 2010 y 2019 fueron superiores a las de cualquier otro año registrado, y las concentraciones de CO2, metano y óxido nitroso son más altas que en cualquier otro momento de los últimos 1-2 millones de años.

¿Qué significa el cambio climático para las personas?

Según el informe del IPCC, el impacto más grave es el siguiente: 

«Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, los océanos, la criosfera y la biosfera. El cambio climático provocado por el hombre ya está afectando a muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del planeta. Esto ha provocado impactos adversos generalizados y pérdidas y daños relacionados para la naturaleza y las personas. Las comunidades vulnerables, que históricamente son las que menos han contribuido al cambio climático actual, se ven desproporcionadamente afectadas».

Como muches de nosotres ya sabemos, pues, es principalmente responsabilidad del mundo más desarrollado que nos enfrentemos ahora a esta crisis inevitable y colectiva de proporciones literalmente mundiales. 

Bla, bla, bla

Quizá lo más alarmante sea que, a pesar de todas las palmaditas en la espalda y los autoproclamados «esfuerzos» de los políticos y las grandes empresas que aparecen en la prensa, el informe afirma que:

«Los actuales flujos financieros mundiales para la adaptación son insuficientes y limitan la aplicación de las opciones de adaptación, especialmente en los países en desarrollo».

En resumen, el Norte global no está haciendo lo suficiente, e incluso está obstaculizando la labor que ayudaría a sobrevivir a los seres más vulnerables ante la inminente ruptura climática.

La temperatura media de la Tierra ya ha aumentado alrededor de 1 grado centígrado desde la época preindustrial, y se prevé que aumente otros 1,5 grados a finales de siglo si no se reducen drásticamente las emisiones. Esto hace que el Acuerdo de París de limitar «el aumento de la temperatura media mundial a muy por debajo de 2º C con respecto a los niveles preindustriales» y «limitar el aumento de la temperatura a 1,5º C con respecto a los niveles preindustriales», que entró en vigor en 2016, parezca cada vez más una quimera.

¿Qué produce el cambio climático?

El aumento de la temperatura está provocando olas de calor, sequías, incendios forestales y tormentas más frecuentes e intensas, que a su vez tienen efectos devastadores en los ecosistemas y las comunidades humanas. Las catástrofes climáticas y no climáticas aumentarán a medida que interactúen y se agraven sus efectos. Estos nuevos riesgos y desastres multifactoriales serán cada vez más complejos y costosos de mitigar y gestionar.

Otro gran impacto de la crisis climática es la subida del nivel del mar. A medida que el planeta se calienta, las capas de hielo de los polos y los glaciares se derriten, provocando la subida del nivel del mar. Esto ya está provocando inundaciones y erosión en muchas comunidades costeras, y se espera que desplace a millones de personas en las próximas décadas. Comunidades como las de los Países Bajos o Londres (Reino Unido) pueden desviar miles de millones de dólares a soluciones complejas, técnicas y basadas en la ingeniería, como la barrera del Támesis, pero las comunidades más pequeñas y en desarrollo simplemente se verán desplazadas o suprimidas. En muchos casos, estos cambios no serán simplemente temporales, sino irreversibles.

Se perderán comunidades

Las naciones insulares más amenazadas son las pequeñas y bajas, como Tuvalu, una cadena de islas del Pacífico a medio camino entre Hawai y Australia. Los puntos más altos de la isla están a unos 4-5 m sobre el nivel del mar. Con la subida del nivel del mar, las islas se inundan cada vez más a menudo, y los daños son cada vez más graves. Pronto estas personas serán apátridas y se quedarán sin hogar. 

La crisis climática también tiene importantes repercusiones en la biodiversidad. A medida que cambian las temperaturas y las pautas meteorológicas, las especies se ven obligadas a adaptarse o a trasladarse a nuevos hábitats. Muchas especies ya tienen dificultades para seguir el ritmo del cambio y corren peligro de extinción. La actividad humana ya ha precipitado una extinción masiva, con la desaparición del 70% de las poblaciones animales sólo desde 1970.

Mitigar la crisis climática

Para hacer frente a la crisis climática, es necesario tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello será necesario pasar a formas de energía más limpias, como la eólica y la solar, y reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Como explica el IPCC, para limitar el calentamiento del planeta provocado por el hombre sería necesario que las emisiones netas de CO2 fueran nulas. También tendremos que adaptarnos a los cambios que ya están en marcha, por ejemplo construyendo infraestructuras resistentes y protegiendo a las comunidades vulnerables.

Ya no basta con que las naciones más ricas, llamadas desarrolladas, compren créditos de carbono a naciones con infraestructuras industriales menos desarrolladas, lo que les permite escupir una mayor cuota de gases de efecto invernadero sin más responsabilidad que la de mover dinero por el mundo. Los gobiernos deben endurecer las normas y asegurarse de que se cumplen. Los planes para «compensar» la huella de carbono deberían ser examinados más a fondo para asegurarse de que no están utilizando lagunas jurídicas como la inversión en «compensación potencial de carbono» en proyectos que ni siquiera se están ejecutando todavía.

Mientras tanto, nosotres, como individuos, también podemos asumir nuestra parte de responsabilidad y contribuir lo menos posible al calentamiento global. Y podemos seguir presionando a las grandes empresas, que deben empezar a prestar atención y cambiar también, y más rápido. Sin embargo, la responsabilidad que tenemos, nosotres, las personas de a pie, y ellas, las grandes empresas, no es la misma. Pero tenemos que intentarlo, ¿no?

¿Qué podemos hacer para contribuir a reducir el cambio climático?

Entonces, ¿cuál es la forma más fácil y eficaz de luchar contra el cambio climático a escala individual? ¿Tomar más trenes? ¿Dejar de volar? ¿Reciclar todo lo que usas? En realidad, la respuesta es mucho más sencilla: cambiar la alimentación.

La producción de carne, especialmente de vacuno, requiere una enorme cantidad de recursos naturales, como tierra, agua y energía, a menudo adquirida mediante el uso de combustibles fósiles. El consumo humano de productos animales representa el 16,5% de todas las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Es una cifra asombrosa, pero se comprende mejor si se tiene en cuenta que hay toda una cadena de suministro asociada a la producción de estos alimentos. Hay desmonte y deforestación de tierras para pastos y cultivos con los que alimentar a miles de millones de animales de granja, almacenamiento, procesamiento de estiércol, transporte de animales vivos y productos animales, refrigeración y envasado. Y no se trata sólo de la carne, la leche también tiene un enorme impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero.

Eliminar la carne para salvar el planeta

Como fuente de alimento para el ser humano, la carne es increíblemente ineficiente. En términos de uso de la tierra, los investigadores de la Universidad de Oxford explican que utiliza el 83% de las tierras agrícolas del mundo, mientras que sólo aporta el 18% de las calorías que consumimos. Un asombroso 86% de todos los mamíferos terrestres son criaturas de granja destinadas al consumo humano, y el Norte consume mucha más carne que el Sur, a pesar de tener una población mucho menor. Por ejemplo, en Estados Unidos, el consumidor medio puede llegar a consumir más de 100 kg de carne al año, mientras que en lugares como Nigeria o India, apenas llega a los 10 kg por persona al año.

Así pues, en el norte global tenemos más responsabilidad, pero también más oportunidades. Reducir la cantidad de productos animales en nuestra dieta es la acción más importante, y posiblemente la más sencilla, para influir directamente en nuestra huella de carbono y, como resultado, ayudar a reducir las emisiones globales de carbono.

Cinco cambios sencillos en la alimentación para salvar el planeta

Hay un montón de pequeñas acciones que puedes llevar a cabo para reducir tu consumo de productos animales, y son tan fáciles que apenas te darás cuenta.

1. Cambia la leche 

Cambiar la leche es una forma muy sencilla de empezar a reducir la huella de carbono. Las leches de origen vegetal existen desde hace tanto tiempo que hay muchas variedades y opciones, al contrario de la única opción existente entre los lácteos. La leche de soja es una gran opción, al igual que las de avena, arroz, cáñamo, anacardos y avellanas. Sin embargo, mucha gente se aleja de la leche de almendras porque los métodos de cultivo de almendras a veces exigen un enorme sacrificio para las poblaciones de abejas. En la producción comercial de almendras, cada año se despierta antes a las abejas de su hibernación y se las envía a trabajar en entornos cargados de pesticidas de los que millones no regresan.

2. Sustituye las cosas de una en una 

En algunas comidas puedes simplemente eliminar un ingrediente cárnico y sustituirlo por una versión vegetal. Ni siquiera tendrá que cambiar el método de cocción. Por ejemplo, una boloñesa con carne picada de ternera o cordero puede convertirse fácilmente en una boloñesa con lentejas, alubias o proteína texturizada de soja o guisantes. Con el auge de la carne de origen vegetal, también puedes encontrar un DopSu -sustituto doppelganger- y optar por una carne picada de origen vegetal. Muy fácil. Opciones hay de sobra. 

3. Vuelta al cole 

Puede resultar desalentador aprender a cocinar con ingredientes que nunca has utilizado, sobre todo si tus platos favoritos son los precocinados. De repente, el tofu, el seitán o el tempeh pueden parecer un reto porque no se comportan como la carne. Sin embargo, vivimos en la era digital y hay millones de recetas vegetales en Internet que pueden enseñarte a preparar cualquier cosa, desde un bollo vegetal hasta pato a la naranja vegano. Echa un vistazo a algunas de nuestras recetas fáciles favoritas para empezar.

4. No es sólo carne

Recuerda que el pescado constituye una parte enorme de la agricultura animal, tanto que se mide en toneladas, en lugar de en individuos consumidos. En el mercado están apareciendo montones de alternativas vegetales al pescado, o incluso puedes prepararlas tú mismo simplemente machacando unos garbanzos con un poco de aceite de oliva y algas desmenuzadas. Te sorprenderá el sabor a pescado que pueden tener los garbanzos.

5. Sal del clóset vegano 

Prueba a comer platos vegetales cuando salgas a cenar. Cada vez son más los restaurantes que añaden opciones vegetales a sus menús, y está casi garantizado que son deliciosas. Si no estás seguro de dónde puedes encontrar los mejores platos veganos, prueba la aplicación HappyCow.

La razón número 1 para que la gente vuelva a comer animales es la presión de grupo, así que tómate tu tiempo, no te preocupes por buscar la perfección, simplemente haz algunos cambios sencillos y ayuda a proteger nuestro planeta.


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