¿Por qué las personas veganas dejan de serlo?

Why Do Vegans Stop Being Vegan?

Otro vegano de alto perfil, Alex O’Connor, también conocido como Cosmic Skeptic ha abandonado públicamente el veganismo. Es el último de una larga lista de defensores del veganismo como: Jon Venus, Ellen DeGeneres, Yovana Mendoza, Miley Cyrus, Alyse Parker y Tim Shieff, que han dado públicamente un giro de 180 grados. Entonces, ¿qué lleva a la gente a cambiar de opinión y empezar a consumir productos animales que antes habían denunciado públicamente? ¿Y sus razones resisten el escrutinio?

Alex O’Connor, ex vegano

Alex O’Connor es un filósofo que lleva mucho tiempo defendiendo la necesidad de tratar a los animales no humanos como seres moralmente dignos cuyos intereses son éticamente importantes. Como vegano, realmente practicaba lo que predicaba, pero en febrero de 2023, hizo una declaración sorpresa «reevaluando [su] posición ética» y diciendo que había luchado para mantener una alimentación saludable basada en plantas.

Citando estas dos razones, pero dando muy pocos detalles sobre cualquiera de ellas, se disculpó, no con los animales cuyas vidas está dispuesto a sacrificar, sino a las personas a las que puede haber inspirado para boicotear esta violenta industria.

¿Se vio afectada la salud de Alex O’Connor?

En su declaración, O’Connor no dio ninguna información sobre problemas de salud, y no tenemos idea de ningún síntoma o deficiencia, lo que hace que su razonamiento sea tan vago que no podemos refutar. Esto puede ser deliberado o no, pero sin duda es conveniente. Sabe que una alimentación a base de plantas bien planificada es adecuada para todas las etapas de la vida, incluidas la infancia y el embarazo, algo que han verificado en la Asociación Dietética Británica, la Academia Americana de Nutrición y Dietética, el Consejo Nacional Australiano de Salud e Investigación Médica, Nutriocionistas de Canadá y el Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda, entre otras. Sabe que muchos médicos y atletas de alto rendimiento -desde ultrarunners a fisioculturistas- son veganos por su salud. Se ha demostrado que una alimentación vegana protege contra las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes de tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. También se sabe que una molécula es una molécula: a su cuerpo no le importa si el omega-3 que acaba de absorber procede de algas, nueces o de la carne de un pez asfixiado incapaz de eludir la red de pesca. El sufrimiento no es un ingrediente, ni un nutriente.

Así pues, Alex debe saber que si especificara una dolencia relacionada con la alimentación que ha padecido, o un nutriente que creía que no podía encontrar, los médicos, dietistas y otros expertos médicos serían muy capaces de ofrecer remedios o recetas que no requirieron la explotación animal. 

La opinión de Alex O’Connor sobre los animales

El lenguaje utilizado por O’Connor en su declaración es especialmente revelador. Los animales que ha comido «principalmente pero no exclusivamente» son animales que vivían en el agua, pero O’Connor utiliza el eufemismo «marisco» en su lugar. ¿Por qué lo hace? 

1.   Este término clasifica a los animales acuáticos como «alimento», legitimando preventivamente su explotación y consumo por definición;

2.   Oculta a los individuos que son torturados y asesinados, manteniendo sus vidas y experiencias alejadas de nuestra conciencia y, por tanto, ausentes de nuestras decisiones éticas.

Todo ello se combina para despojar a la práctica de matar a la fauna oceánica de una dimensión ética que, de otro modo, sería obvia. El objetivo de O’Connor no parece ser construir una justificación moral para la explotación animal, sino evitar la inconveniencia de tener que justificar moralmente sus acciones.

En resumen, O’Connor es conocido por su enfoque lógico de la filosofía moral, pero en lugar de utilizar la lógica para presentar un argumento, está utilizando el lenguaje para ocultar la ausencia de uno.

Atarse a sí mismo con nudos

O’Connor afirma que su oposición a las granjas industriales permanece inalterada, al igual que su opinión de que los animales no humanos son «seres moralmente dignos cuyos intereses importan éticamente». Observamos que en su declaración evita por completo el terrible asunto del degüello, el derramamiento de sangre y la toma de vidas, y se centra en las granjas industriales, afirmando que ser vegano puede no ser la mejor manera de acabar con ellas. Aunque tenga razón, ¿justifica eso nuestra participación en ellas? 

Tomemos el ejemplo del hurto. Puede que hayamos boicoteado el robo durante toda nuestra vida y, sin embargo, algunas personas siguen robando. ¿Está justificado que robemos? La mayoría de la gente respondería «por supuesto que no». Dirían que elegimos no robar, no para evitar que otros lo hagan, sino simplemente porque sabemos que está mal. Lo mismo ocurre con la crueldad hacia los animales. La diferencia es que ya hemos tipificado como delito el hurto en tiendas, mientras que la crueldad con los animales en granjas, barcos pesqueros y mataderos sigue siendo legal. Pero -como él sabe- legal no significa moral.

Hacer lo correcto puede que no esté de moda, y puede que te sitúe entre una minoría, pero sigue siendo lo correcto.

Alex O’Connor se equivoca: boicotear los productos animales funciona

En cuanto a si los boicots son eficaces, deberíamos empezar por considerar por qué se produce la explotación animal en primer lugar: porque las decisiones humanas crean su demanda. Existe porque pagamos para que exista. Si dejamos de pagar por ella, deja de existir.

También debemos tener claro que los boicots funcionan motivando a sus destinatarios a proteger su reputación, y no simplemente amenazando sus ingresos. Como resultado, en las últimas décadas hemos visto mejoras en el bienestar de los animales de granja en toda la industria, así como investigación, innovación e inversión masiva en alternativas basadas en plantas por parte de la industria alimentaria. Las victorias del movimiento vegano son numerosas: prohibición de las jaulas en batería, prohibición de las granjas peleteras, prohibición de las jaulas de gestación, nuevas protecciones legales para los animales, reconocimiento legal de la sensibilidad animal y circuito cerrado de televisión obligatorio en los mataderos. La lista continúa en países de todo el mundo.

El boicot no consiste sólo en cambiar directamente las prácticas de la industria. Se trata de normalizar un modo de vida que evite la crueldad hacia los animales, haciendo así que la vida ética sea más accesible para un número cada vez mayor de personas. Las alternativas veganas son ahora más abundantes y accesibles que en ningún otro momento de la historia, y se calcula que entre 5 y 6 millones de personas han participado en Veganuary hasta la fecha.

Contrariamente a lo que afirma, parece que somos bastante eficaces cuando boicoteamos los productos animales.

Jon Venus: ¿El centro de su propio mundo?

Venus se dio a conocer como fisicoculturista y declaró que su adopción de una alimentación sin animales fue una decisión moral. Era, en sus propias palabras, un «vegano ético». En 2020, tras seis años de alimentación ética, decidió abandonar sus principios y «afrontar la realidad de la comida que sentía que me estaba curando a mí y a mi familia.»

Curiosamente, en ningún momento, este antiguo «vegano ético» habla de ética; sólo se centra en sí mismo y expresa sus propios sentimientos. Pero ser ético significa pensar en los demás y tener en cuenta sus intereses, no sólo publicar una foto de su sangre en las manos para conseguir likes. Venus dice que come carne todos los días, y mucha, pero que mantiene su tatuaje de «compasión» porque ama a los animales. Dice que comer animales es ético porque «la muerte es una parte necesaria de la vida», lo cual es absurdo si nos tomamos un momento para aplicar esa idea a matar personas. Pero entonces este ex «vegano ético» parece menos interesado en justificaciones éticas y lógicas, y más interesado en servir a sus propios deseos. 

Ellen DeGeneres: «No hay ninguna razón real» para dañar a los animales

No parecía haber ninguna razón real para que DeGeneres volviera a comer animales después de ocho años como vegana. Ella dijo que como vegana «Estaba más sana que nunca, me encantaba ser vegana. Pero en el último año o dos, sin ninguna razón real, empecé a comer un trozo de pescado de vez en cuando. O comeré huevos de gallinas que conozco, si están en el patio trasero de alguien o son felices».

Tenemos algunas preguntas… ¿Importa más que las gallinas estén contentas a que el pescado esté contento? ¿Y cómo se sabe que las aves que pusieron esos huevos son felices cuando empresas como Happy Eggs mantienen a sus aves en condiciones espantosas como éstas?

Decirnos a nosotras mismas, que al menos algunos de los productos que consumimos no provocaron el daño y la muerte de animales ignora la experiencia de todos los demás animales a los que hicimos daño. La naturaleza humana nos considera seres bondadosos, pero centrarnos sólo en los animales felices y pasar por alto a todos los demás es un autoengaño. ¿Cómo funcionaría esto cómo mitigación? «Sólo maté a seis de las personas que vi ese día; los demás siguieron viviendo vidas muy felices». 

Una cuestión que sí planteó DeGeneres fue lo difícil que resultaba pedir comida vegana en los restaurantes. Pero ella es Ellen DeGeneres. Llamar con antelación y pedir comida vegana -o incluso pedir adaptaciones en el momento- sin duda habría dado los resultados que ella quería. De hecho, ¡funciona para casi todes que no somos Ellen DeGeneres! Pero, cuánto más fácil es comerse un trozo de un pez (lo decimos a propósito en lugar de «un trozo de pescado», como ella afirma) que hacer que su asistente tome esa decisión.

Yovana Mendoza: Vendedora ambulante de dietas extremas 

El truco online de «Rawvana» Mendoza consistía en promocionar una dieta crudivegana muy restrictiva que la ponía tan enferma que dejó de tener la regla. Incluía prácticas peligrosas, como ayunos de agua de 25 días, y ensalzaba temerariamente las virtudes de este tipo de alimentación ante millones de personas, al tiempo que cobraba 99 dólares por su «plan de desintoxicación». Como era de esperar, ni ella ni nadie -incluido Tim Shieff, que hizo un ayuno de agua de 40 días y se bebió su propia orina, y luego afirmó que se sentía tan mal que tuvo que comer pescado- pudo mantenerse sano de esta manera.

En lugar de buscar asesoramiento nutricional sobre cómo llevar una alimentación equilibrada basada en alimentos integrales de origen vegetal -que contiene todos los nutrientes que necesitamos- y pedir disculpas a otras personas que pudieran haber enfermado de forma similar por seguir sus prácticas extremas, Mendoza empezó a comer pescado y huevos, mientras seguía fingiendo que no lo hacía. Cuando la pillaron, alegó que los médicos le habían aconsejado comer productos animales y luego cambió de marca para centrarse en la autoaceptación. La pista aquí puede ser la palabra «autoaceptación».

El veganismo de Mendoza estaba puramente centrado en sí misma: no sólo en cómo le hacían sentir los alimentos, sino en cómo (fingir) comer de una determinada manera le reportaba recompensas económicas. El veganismo no sólo nos concierne a las personas, sino también a los demás, pero Mendoza no mencionó a los animales a los que estaba quitando la vida (sólo las grasas o el hierro que necesitaba de sus cuerpos) ni el impacto planetario de sus elecciones.

Miley Cyrus: La publicidad lo es todo

Cyrus estaba tan segura de que sería vegana de por vida que se tatuó el logotipo del girasol de la Vegan Society en la parte interior del brazo. Eso fue en 2014, pero en 2020, con millones de personas más haciéndose veganas y siendo más fácil que nunca conseguir deliciosos y convenientes alimentos veganos en todo el mundo, decidió aparecer en el controvertido podcast de Joe Rogan para explicar por qué ya no era vegana. 

Al igual que O’Connor, aludió a su salud y, en concreto, a su fatiga mental. Lo que no dijo -también cómo O’Connor- fue si había buscado asesoramiento nutricional y médico de fuentes adecuadas y creíbles. En lugar de eso, se comió un pescado y dijo que se sentía mejor, casi de inmediato, igual que Alyse Parker dijo que se despertó a la mañana siguiente de comer carne por primera vez en años «sintiéndome mentalmente más clara, centrada, sana y saludable de lo que me había sentido en años.» Pero sólo los placebos funcionan así de rápido; la nutrición tarda un poco más en repercutir en nuestra salud física o mental.

Quizá lo más chocante fue la afirmación de Cyrus de que, como cuida de varios animales, está haciendo todo lo que tiene que hacer por los animales. «Oye, he salvado a 40, así que puedo matar a los que quiera» no es una postura ética para esta ex vegana ética.

Prendiendo fuego a su salida

Una cosa une a estas personas ex veganas, y es que en lugar de admitir que no buscaron consejo médico o nutricional, o que ya no podían molestarse en buscar alimentos veganos, o que simplemente querían comer animales de nuevo, en su lugar hacen proclamaciones muy públicas sobre cómo el veganismo es demasiado difícil, o ya no apoya sus creencias éticas, o que no es posible ser un vegano saludable.

En resumen, excusan sus propias decisiones personales animando a otros a abandonar también una forma de comer ética, saludable y respetuosa con el medio ambiente, diciéndoles que no se puede mantener. En GenV comprendemos perfectamente que las personas veganas podamos cometer errores, cometer deslices ocasionales y ceder a los antojos. Sabemos que la transición al veganismo puede llevar tiempo, y que no siempre es fácil porque los productos animales son omnipresentes, y su comercialización por parte de una industria multimillonaria es implacable. 

Sin embargo, no podemos entender por qué quienes se han pronunciado en contra de los sistemas opresivos e injustos de explotación y matanza de animales hacen todo lo posible para que otros abandonen también esas convicciones o se vean disuadidos de hacer cambios importantes en sus propias vidas.

Cuatro lecciones que hemos aprendido de las personas ex veganes 

  1. Cuando se llega al veganismo, es importante encontrar una razón que no se centre sólo en nosotras mismas. Nuestra propia salud importa, por supuesto, pero si nadie más importa, es fácil justificar los horrores de la ganadería industrial, la pesca de arrastre en alta mar y la matanza simplemente porque conseguimos lo que queremos. En lugar de ello, instamos a la gente a cultivar una compasión amplia y considerada. Cuando vemos cómo nuestras elecciones alimentarias afectan a otros seres (humanos y no humanos) y a nuestro planeta, y tomamos nuestras decisiones en consecuencia, entonces estamos actuando realmente de forma ética.
  2. No te fíes de los consejos sobre salud o nutrición de “influencers”, aunque parezcan convincentes. Mendoza promovía una dieta restrictiva de alimentos crudos incluso después de estar tan desnutrida que dejó de menstruar. Instagram no es real y las personas influencers suelen decir cualquier cosa con tal de llamar la atención y ganar dinero. Hay un montón de excelentes médicos y nutricionistas veganos que pueden ofrecer consejos prácticos y recursos para ayudarnos a mantenernos sanos.
  3. El veganismo es una postura ética importante; no es una declaración de moda o algo que se proclama a gritos cuando es nuevo y único y luego se deja de lado cuando todo el mundo lo hace. Los animales encarcelados en granjas, nuestro planeta cada vez más caliente y las múltiples crisis sanitarias emergentes exigen que seamos lo más veganes posible. Cuánta mas gente adopte el veganismo, más amables, sanas y seguras serán nuestras sociedades.
  4. Sincérate contigo y con las demás personas y especies. Si echas de menos la carne, los lácteos, los huevos o cualquier producto elaborado con ellos, no pasa nada por decirlo. Pero, por favor, no escondas tus propios antojos o preferencias detrás de una afirmación generalizada (e incorrecta) de que no es posible ser un vegan y gozar de excelente salud. Porque lo es. Y si un día decides dejar de ser vegan, no animes a otras personas a no intentarlo. Por el bien de los animales y de la Tierra, todes debemos animarnos y apoyarnos para hacer todo lo que podamos, aunque no podamos hacerlo a la perfección.

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